SEÑOR DIRECTOR

Tremendos desafíos enfrenta el nuevo ministro de Energía, Juan Carlos Jobet. Tiene en la parrilla numerosos retos regulatorios pendientes: una licitación de distribuidoras en preparación, con el fantasma de obras prometidas y no construidas; discusiones sobre el precio estabilizado para pequeños medios de generación; un proceso de descarbonización en curso y las necesidades que éste exige de flexibilización de la matriz; y requerimientos de incorporación de ajustes en la ley de transmisión, por exigencias de las renovables.

La guinda de la torta es una ley de distribución, que ya tiene una versión corta, en discusión en el Congreso, y una ley larga que se presentaría en sociedad en el segundo semestre. Pero la guinda no será fácil de tratar, por los enormes intereses en juego, que se evidenciaron en la ya famosa batalla de los medidores inteligentes.

Felizmente, nuestro país tiene resueltos muchos de sus problemas energéticos. La gran abundancia de energías renovables eléctricas nos promete un futuro esplendor. El abundante gas de Vaca Muerta, Argentina, podría ofrecer interesantes oportunidades de acelerar nuestra descarbonización en otros sectores y de reducir la contaminación en las ciudades del sur.

Pero estimo que las principales dificultades estarán en otros ámbitos. Los comuneros colgados de torres eléctricas en la cuesta La Dormida nos demostraron que es en el ámbito social donde enfrentaremos las principales dificultades en el desarrollo de nuestra infraestructura energética. La oposición NIMBY (Not In My Back Yard), instalada hace años en el país, continúa creciendo. Una población más empoderada, que igual exige dicha infraestructura para hacer funcionar sus celulares y sus equipos de TV, pero que se opone a su desarrollo.

¡Buena suerte ministro!

Hugh Rudnick